Es el trastorno de sueño más frecuente a nivel mundial, y consiste en una reducción de la capacidad para dormir. La falta de sueño puede afectar de modo negativo a la vida de la persona que lo sufre, provocando deterioro social, ocupacional o de otras áreas importantes. El insomnio llega a ser crónico cuando la persona dura meses años sin poder conciliar el sueño.
No existe un número de horas de sueño necesarias para todos, estas varían de una persona a otra. Aunque la media estándar diaria es de 7 o 8 horas, existe un rango que oscila entre 4 a 10 horas, que se consideran dentro de lo normal.
Las causas del insomnio pueden variar. Pueden ser causados por cuestiones médicas: enfermedades metabólicas y hormonales, neurológicas, reumatológicas, digestivas, cardiovasculares y todas aquellas que pueden interrumpir el sueño por dolor, por nombrar algunas. Enfermedades psiquiátricas (ansiedad, depresión o esquizofrenia), así como otras enfermedades del sueño que contribuyen a dormir menos o peor (síndrome de piernas inquietas, síndrome de apnea de sueño, parasomnias, entre otras).
Para poder afrontar el insomnio, es importante cambiar los factores que están contribuyendo a perpetuar el insomnio. Es decir; cambiar los hábitos inadecuados, que en principio surgieron como un intento de paliar sus efectos negativos, cambiar los pensamientos erróneos que aumentan la preocupación, y reducir la elevada activación emocional asociada a estas variables.
Para ello, es importante adoptar un papel activo en el cambio de estos aspectos. Contará con nuestro apoyo y guía, pero es el sujeto el que tiene que llevar a cabo las pautas que le daremos para afrontar el insomnio.