El estrés y la ansiedad son respuestas normales del organismo ante un peligro inminente o la percepción del mismo. Permiten generar la alerta y activación necesarias para hacer frente a estos peligros o amenazas y buscar soluciones. Sin embargo, se convierten en un problema cuando se vuelven demasiado intensas o desproporcionadas al estímulo que las precipita, demasiado duraderas o demasiado frecuentes. Cuando estas emociones, se mantienen en el tiempo, acaban generando problemas psicofisiológicos como el insomnio. La ansiedad y el estrés producen insomnio; pero por otro lado, el insomnio causa ansiedad y estrés.
A lo largo de la vida, inevitablemente vamos a enfrentarnos a situaciones que nos produzcan ansiedad o estrés; cambios, enfermedades, problemas, crisis. El objetivo, es ajustar esas emociones a la situación que las provoca y actuar para terminar cuanto antes con esa emoción. Si lo que nos genera estrés es empezar a tener problemas de sueño, hay que abordar este problema para que no llegue a un estado crónico.
De modo preventivo, es importante minimizar el riesgo de sufrir estos problemas, aprender estrategias de afrontamiento al estrés, de modo que cuando surjan los problemas inherentes a la vida que generen estrés, seamos capaces de hacerle frente de modo más resolutivo y eficiente.